El Gran Apagón del 28 de Abril de 2025: Un Despertar Eléctrico para Europa


El 28 de abril de 2025, a las 12:33 horas, la península ibérica experimentó el mayor apagón eléctrico de su historia reciente. España, Portugal, Andorra y parte del sur de Francia quedaron sumidos en la oscuridad debido a una desconexión súbita de 15.000 megavatios de generación eléctrica, equivalente al 60% de la producción en ese momento. Este colapso energético interrumpió servicios esenciales, afectando a hospitales, sistemas de transporte y telecomunicaciones, y provocó la pérdida de cinco vidas humanas .

¿Qué provocó el apagón?
Aunque la investigación oficial continúa, las primeras hipótesis apuntan a una desconexión masiva de plantas solares en el suroeste de España. Esta pérdida de generación provocó una caída en la frecuencia de la red eléctrica, lo que llevó a Francia a desconectarse automáticamente para proteger su sistema, dejando a la península sin apoyo externo y precipitando el colapso total .


Se han descartado otras posibles causas, como fenómenos meteorológicos inusuales y ciberataques. La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) informó que no se registraron condiciones climáticas anómalas ese día, y Red Eléctrica de España (REE) ha señalado que no hay indicios de un ataque cibernético como causa del apagón .

La restauración del servicio eléctrico fue gradual. A partir de las 17:00 horas, comenzó la recuperación, y para las 06:00 del 29 de abril, el 99% de la demanda peninsular estaba abastecida. Este proceso se logró gracias al «arranque en negro», una estrategia que permite reiniciar el sistema eléctrico desde cero sin depender de otras redes. Centrales hidroeléctricas y de gas natural jugaron un papel crucial, mientras que las nucleares permanecieron inactivas durante casi 32 horas .

Además, Marruecos y Francia colaboraron en la recuperación, suministrando hasta 900 megavatios y 2 gigavatios respectivamente a través de las interconexiones existentes. Sin embargo, este evento ha evidenciado la limitada capacidad de interconexión de la península ibérica con el resto de Europa, actualmente en un 2%, muy por debajo del objetivo europeo del 15% para 2030 .
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El apagón tuvo repercusiones significativas en la vida cotidiana. En Portugal, el metro de Lisboa, trenes y semáforos quedaron paralizados, y los hospitales recurrieron a generadores para mantener sus operaciones. En España, se suspendieron clases en varias comunidades autónomas, y eventos deportivos y culturales fueron cancelados. Además, los servicios de telecomunicaciones se vieron gravemente afectados, dejando a gran parte de la población sin cobertura incluso después de restablecerse el suministro eléctrico .

La situación también fue aprovechada por ciberdelincuentes, quienes intentaron estafar a la población mediante mensajes falsos que solicitaban ayuda económica urgente, haciéndose pasar por familiares en apuros .

Este apagón ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad de los sistemas eléctricos ante desequilibrios en la generación y demanda de energía, especialmente en un contexto de transición hacia fuentes renovables. Expertos advierten sobre la necesidad de reforzar las infraestructuras eléctricas, mejorar la capacidad de almacenamiento y aumentar las interconexiones con otros países para garantizar la estabilidad del suministro.

Además, se ha reabierto el debate sobre el cierre de centrales nucleares previsto para 2035, considerando su papel en la estabilidad del sistema eléctrico. La experiencia del 28 de abril de 2025 servirá como una lección clave para fortalecer la resiliencia energética de Europa en el futuro .

Este evento histórico no solo ha sido un reto técnico, sino también una oportunidad para repensar y mejorar la infraestructura energética en la era de las energías renovables.